Llevaba tiempo sin poner nada, total por aqui la unica que pasa soy yo
Con todos ustedes Capitulo 03:
Me desperté más tarde de lo que
pretendía. Algunos días me los pasaba durmiendo, sobre todo por el día, ya que
algunas noches me las pasaba en vela.
Me levanté de la cama y me cambié de
ropa, aunque solo tenía la ropa con la que vine ayer.
Bajé al piso de abajo para ir al
salón. Allí estaba Hellen con un portátil en su regazo. Al darse cuenta de mi
presencia se giró hacia a mí.
-Buenos días, no te había oído
llegar.
No me extrañaba, normalmente la
gente me ignora; pero no era por mi aspecto, era más bien instinto.
-Buenos días- intentó dirigirme una
sonrisa
-Buenos días.
-Te levantas muy temprano, me
sorprende ver eso en esta casa.- rió con una pequeña carcajada.- Perdona por
volver tarde anoche, surgió un pequeño problema.
-No pasa nada- mi voz sonó cansada
-¿Ocurrió algo ayer?
-No, solo Daniel y yo nos quedamos
dormidos, después vino Iak y nos despertó.
Tenía en la cara una expresión de
sorpresa.
-¿Pasa algo?
-No, nada, ¿qué te apetece
desayunar?-cambió de tema
-¿Qué soléis desayunar en Ceuta?
-No hay nada típico, solemos desayunar
cualquier cosa, pero podemos preparar algo que te guste
-Con cualquier cosa me conformo.
-De acuerdo- se levantó y me hizo un
gesto para que la siquiera.
La cocina era enorme, y sencilla.
Estaba a punto de preguntar por qué tenían una casa tan grande para solo cuatro
personas, pero me mordí la lengua.
-¿Te apetece unas tortas morunas?
-Nunca había oído hablar de ellas.
-En ese caso te prepararé unas
tortas con té moruno.
Se dirigió al horno y de él, sacó una
bolsa blanca que tenia unas tortas cuadradas cogió un plato y lo calentó en el
microondas, después se puso a preparar el té. Cogió una pequeña cacerola, la
llenó de agua, y la colocó en la encimera. Cogió un puñado de hierbas de la
nevera y las echó al agua. Después de esperar,
me tendió en la mesa el vaso de té y el plato con la torta cuadrada.
Estaba buenísima, era salada y con
el té caliente y dulce lo equilibrada.
-¿Qué son?
-Son tortas y té moruno, esta bueno
¿eh?
-La verdad es que si
Me estudiaba de forma extraña
-Hablas muy bien español, teniendo
en cuenta que no lo practicas mucho
Descubrió el pastel
-Se me dan bien los idiomas, además
también hacíamos exámenes orales- chúpate esa.
Suspiró.
-Me voy a trabajar, tengo muchas cosas
que hacer- se levantó de su sitio y dejo la taza en el lavavajillas- Ah, casi
se me olvida- me miró- mañana podemos ir a comprar algo de ropa, si te parece
bien.
En ese momento bajó Iak con un gato
ronroneando a su paso. Iba solo con un
pantalón puesto. Que original
-Claro-suspire desanimada.
-Buenos días- Bostezó
Hellen le devolvió el saludo.
-Good morning- Tenia que aparentar.
-Iak, recuerda
que tienes que un par de cosillas para esta misma mañana- ordenó.
Iak la miró fijamente, sopesando en
sus palabras.
-Tengo cosas que hacer con Eloy
-Pues tendrás que hacerlo en otro
momento, necesito que lo hagas ya.
-Mis planes están antes.
Hellen se estaba poniendo de los
nervios.
-Se acabaron los buenos modales, si
no quieres quedarte sin coche y sin salir, será mejor que hagas lo que te pido.
Echando humo como una moto, se fue de la cocina murmurando por lo bajo.
Hellen salió detrás de él.
Un maullido me alerto hacia mis
pies. Era el gato frotándose contra mí. Salto a la mesa y me incitó para que le
acariciara, y ronroneo; parecía que le había caído bien.
-Increíble- escuché decir a Daniel.
Eres la primera al que no le sisea- me miraba asombrado por la hazaña.
Reí ante su encanto
-Tampoco es para tanto, solo le he
gustado
-¡Pero qué dices!, el único al que
deja acercarse, es Iak
Bueno, tenía un enemigo menos,
aunque fuera un gato.
-Sandra- Preguntó un poco tímido
-¿Qué le pasó a tus padres?
Me quedé inmóvil, inexpresiva. Un
montón de imágines recorrieron mi mente, eran mis recuerdos. Recuerdos que no
podía recordar con claridad y me daban dolor de cabeza.
-¡Sandra!-salí del tranza ante el
chillido.
Estaba acostada en el sofá
-¿Qué ha pasado?
-Has entrado en shock-Antonio estaba
al lado de Hellen
-Pero estoy bien
-¡Sandra, esto no es una tontería! Es
muy serio- Hellen estaba muy alterada, y pálida.
-Creo que deberíamos dejarte un
periodo de adaptación- Empezó a decir Antonio, -y empezar las clases el
trimestre que viene.
-¡No!- Grité – no es necesario…
-No hay más que hablar, Sandra-
Sentenció Antonio
-Te acompañaré a tu cuarto para que
te eches un rato.
Hellen me acompañó a mi cuarto. En
cuanto me acostó y se fuera, vino Daniel con los ojos rojos y medio llorando,
detrás venia Iak con la expresión de desilusión.
Daniel salió corriendo y me abrazó. Me
pedía perdón entre lágrimas y llantos. Yo le abrazaba y le decía que no había
pasado nada. Pero Dani no parecía creerme.
-Déjala ya, tiene que
dormir-interrumpió Iak y se fue.
Dani se fue detrás de él.
La habitación quedó en silencio.
¿Qué es lo que me había pasado?, ¿qué eran esas imágines que vi? Podrían haber
sido de antes de que perdiera la memoria, pero si es así… ¿Por qué me había
puesto de esa manera?, ¿por qué me había desmayado?
Aquellas preguntas que me formulaba no
tenían respuestas. Menuda mañana estaba teniendo y todavía no había estado aquí
ni veinticuatro horas y ya había tenido mi primer percance. Genial, las cosas
se ponían cada vez mejor, y yo sin poder moverme de esta habitación por el
resto del día.
Al no poder hacer nada y después de
haber estado un buen rato mirando el techo, me decidí por echarme una
cabezadita.
En mi sueño, nada de las últimas horas
había sucedido, estaba en casa, con mi abuelo, comiendo aquel bizcocho de
chocolate, y mientras él me decía una y otra vez que me buscara a una amiga,
con quien charlar y salir. Daría cualquier cosa por volver atrás y evitar todo
esto.
Un fuerte estruendo me levantó de
golpe de la cama. Odiaba tener el oído tan agudo en esos momentos.
Escuchaba carcajadas y a alguien
maldecir todo el tiempo. Más estruendos.
Me decidí a suertes si bajaba o no
bajaba con el ´´pito pito gorgorito…`` me tocó bajar.
Miré el reloj que había encima de la
mesita de noche. Las seis, bonita hora para salir de la cama después de haber
estado más de cinco horas durmiendo.
Bajé al piso de abajo y fui a la
cocina, me moría de hambre. En la cocina estaba una chica alta, morena y de
pelo oscuro, rebuscando en la nevera. En cuanto advirtió mi presencia se giró y
me miró estupefacta por el susto.
-¡Que susto! Eh… hola- me saludó-¿tú
eres la chica de Dublín?
Asentí con la cabeza. Pareció
relajarse en cuanto le respondí.
-Perdona, es que verte así de repente…
-¡CARIS!-Gritó alguien desde el piso
de arriba
-¿Me ayudas?, Iak se ha hecho daño en
el brazo por culpa de Eloy
¿Quién será Eloy?
-A, oye ¿cómo te llamas?- me preguntó
mientras me daba una bolsa de guisantes congelada –Soy Caris
-Sandra.
-Pues Sandra,-me clavó la mirada-
vamos a fastidiar un poco a Iak- le apareció una sonrisas en la cara, de oreja
a oreja.
Me lo replanteé antes de contestar, al
cuerno, estaba claro que ese tipo me odiaba y no iba a dejar que me pisoteara.
Caris cogió el botiquín y varias
bebidas de la nevera y nos fuimos al cuarto de Iak. La puerta estaba cerrada
con llave y tuvimos que tocar en la puerta.
-¿Quién es?- preguntó alguien detrás
de la puerta
-La boticaria, abre ya- contestó Caris
-No sé, no sé…
Cansada de las bromas, posé la mano en
el picaporte sonó un ´´click`` y
´´ábrete sésamo``.
Caris me miraba como si hubiera visto
un fantasma.
Un tipo de casi dos metros apareció
delante de la puerta. Era un chico de ojos azules que me recordaban a los míos
en mi otra forma. Su cara era de rasgos finos y el pelo era de un negro intenso
y brillante, además de llevar mechas moradas y rojas.
Su mirada se encontró con la de Caris.
-Ya era hora, me moría de sed, ¿qué
habéis estado haciendo, ir de turismo?
A simple vista parece un angelito que
daba un poco de miedo, aunque para empezar era un borde.
-Pues, haber ido tu y yo me quedo con
Iak.-Bien por Caris.
-Vale, vale. Oye ¿de donde habéis
sacado la llave?
Caris me miró antes de contestar.
-Ya estaba abierta
-Si la había cerrado…
-Queréis dejar de hablar y traer el
alcohol
No me había dado cuenta del olor a
sangre en el aire. ¿Pero que me pasaba?, ¿por qué no me daba cuenta de lo
evidente?
Entramos en la habitación y Caris se
puso blanca al ver la sangre corriendo por el brazo de Iak.
-¿No crees que es el momento de que te
vayas?
-No, me quedo- declaró
Eloy cogió el botiquín y todo lo
demás, y se sentó en un banco de enfrente de Iak.
-¿Cómo lo has traído?, ¿no se había
hecho daño en el pie?
-Lo trajo su príncipe azul en un
corcel blanco- dicho eso, Iak lo empujó del taburete y se comió el suelo con
creces.
-Cierra la boca, vine solo.
-Bueno, ¿necesitáis algo más?-siguió
Caris
-¡Largaos de una vez!- gritó Iak
enfadado, mientras me miraba fijamente.
Nos fuimos lo más rápido que pudimos y
cerraron la puerta de golpe.
-¿Por qué se pone así de repente?-
Pregunto Caris
-Tengo una corazonada.
Caris me miraba con cara de pena,
sabía lo que estaba pasando, ´´ Iak, le odia``. Pero no iba a decirle que el
sentimiento era mutuo. La barrera que iba levantando era cada vez mayor.
-Voy a echarme un rato, me alegro de
conocerte- y me fui.
___________
Iak
-¡Ten cuidado que duele!- Le gritaba a
Eloy.
Me estaba echando el alcohol con si
fuera agua, el muy cabrón
-Se bueno y te daré una piruleta
Le odiaba en ese momento, pero, la
venganza es un plato que se sirve frío. Por fin acabo de vendarme la herida.
-No me parece tan mala- comentó Eloy
sin venir a cuento.
-Ya la has visto, cuando te mira te da
la sensación de que va ha saltar sobre ti.
-Esa sensación no es que me importe
mucho- Ignoré aquello, si no tendría que matarlo.
La sensación que sentía estando a su
lado me era imposible de explicar. Parecía que estaba con algún león para ser
su cena.
- Aunque tenia la sensación de que
debería salir corriendo, pero, a lo mejor es cariñosa.
No lo creía. No sabía nada sobre ella,
solo que su tutor había muerto y antes de eso les había pedido a mis padres que
cuidaran de ella. Ni se lo pensaron antes de aceptar. Y a la primera de cambio
me la encasquetaban
-Eh, Iak,- me sacó de mis
pensamientos- dale una oportunidad.
-Ni hablar, no confiaré en una
desconocida- declaré – Voy a darme una ducha, si viene Cristina,- le miré a la
cara – no dejes que hable con la rara, es posible que la mate.
Me levanté y fui de camino al baño que
había en mi habitación.
-No entiendo como te gusta esa tía, te
trata como si fueras un objeto que solo puede usar ella.- Suspiró – No sé si me
entiendes.
Sí, tenía razón, por eso debía tener
cuidado. Una vez duchado y vestido, salí del cuarto para ir al salón, pero me
detuve en la escalera y me vino a la mente lo que dijo Eloy: ´´ Dale una
oportunidad``
Miré el cuarto de Sandra, la puerta
estaba entreabierta, y se escuchaba un ruido extraño. Me decidí a entrar en su
habitación sin hacer ruido. Estaba temblando, pero, no hacía frío y el aire
acondicionado estaba encendido. Me acerqué un poco más, su cara estaba ocultada
por su pelo. Se lo aparté de la cara y me penó ver que estaba llorando.
Me senté a su lado y le quité las
lágrimas, intentando no despertarla. Parecía haberse calmado, ya no lloraba ni
temblaba. Estaba en calma.
Quizás estaba siendo demasiado duro
con ella. Pero me ponía tan nervioso. En parte me sentía, seguro; pero por otro
lado mi cuerpo me decía que corriera.
La miré. Así dormida no daba miedo.
Puse mi cabeza en la suya y respiré su
aroma. Olía a bosque, un olor extraño, era muy natural, como estar en el campo.
-¡Iak!- llamó Eloy desde abajo.
Tenia que dejarla. Después volvería
con ella.
Bajé al piso de abajo y Eloy y Caris
me esperaban con cara de aburrimiento.
-¡Venga!, ¿queréis llegar tarde al
cine?- Dije bromeando
-Tendrá morro- Susurró Caris.
___________
Sandra
Un golpe en la cabeza me despertó de
pronto.
-¡Ay!- gemí
En la almohada estaba Shirumy. Un
águila mas grande de lo normal, blanco.
-Pero que te pasa.
-¿Qué te pasa a ti?- me preguntó
Sí, podía hablar, cosa que a veces
desearía que no hiciera.
-No te esperaba tan pronto- Shirumy
era rápida cuando se lo proponía.
-Me tenías preocupada.
Shirumy solo me miraba con ojos
compasivos. No intentaría decirme, que no tuve la culpa, que no me lamentara,
porque no serviría de nada.
-Lo más importante es que estas bien…
-Eso no me importa- le interrumpí
Siempre que herían, sobrevivía. Daba
igual que me atravesaran, o me cortaran el cuello. Siempre salía a adelante, me
curaba las heridas y se acabó.
-Ese tipo, el que acaba de entrar.
¿Iak había entrado?
Aléjate de él, no esta rodeado de
buena compañía – dicho eso se fue volando por la ventana.
¿Por qué habría dicho eso?, y ¿por qué
Iak había entrado? A lo mejor venia a disculparse. Pero que digo, es el tipo de
gente que quiere llevar la razón
Me había quedado sola en la casa, y
seguir durmiendo no me apetecía, así que, cogí una de las novelas que había en
la estantería, para pasar el tiempo.